PubPeer: critica publicaciones científicas de forma anónima

Imagen

Tras lo sucedido con el paper en el que se anunciaba la clonación humana en el que las críticas vertidas sobre el mismo de forma anónima llegaron a oídos de los autores y la revista en la que publicaron y se vieron obligados a admitir diversos errores de mayor o menor calado en el mismo, la plataforma utilizada para verter dichas críticas ha saltado a la fama. Se trata de PubPeer.com una web con una idea muy básica (y muy útil): realizar tareas de revisión de artículos YA PUBLICADOS en revistas de forma completamente anónima.

En el proceso de publicación científica habitual un trabajo debe pasar varios filtros que le aseguran la calidad suficiente para aparecer finalmente en una revista. El principal es el editor de la revista, una persona altamente especializada en el campo del que trata el trabajo que se encargará de seleccionar a los revisores que analizarán profundamente los puntos fuertes y sobre todo los puntos débiles del paper y que con sus decisiones aconsejarán (o no) la publicación. El editor es la persona que controla todo el proceso y que finalmente decide o no la publicación del paper en función de las correcciones y consejos de los revisores, y (demasiado a menudo) en virtud de su propia opinión sobre la calidad, originalidad y utilidad del trabajo en cuestión.

Una de las figuras criticadas del paper ‘Human Embryonic Stem Cells Derived by Somatic Cell Nuclear Transfer’ publicado en CELL©

Mucha gente está cabreada con el papel ventajista que tienen los editores y que, si bien ha venido funcionando de una forma más o menos ordenada y lógica, muchas veces saca de quicio a los autores. Principalmente cuando los revisores del trabajo dan el visto bueno para su publicación y es el editor el que decide rechazarlo con argumentos tan extraordinarios como ‘hay mucha literatura sobre el tema’, ‘el punto de vista no me parece lógico’ o simplemente ‘no me gusta’ (siempre acompañados por un cortés ‘el trabajo es magnífico PERO…‘). Al calor de este cabreo cada vez más surgen nuevas revistas que dan menos ‘poder’ a los editores y que garantizan que toda la ciencia que sea rigurosa con los criterios del método científico y que cumpliendo unos criterios mínimos de calidad y originalidad sea aprobada por los revisores, será publicada. Revistas que claman que siempre que un paper sea ‘correcto’ desde los puntos de vista formal y científico será publicado y que nivel de calidad del mismo será establecido por la comunidad científica, referenciándolo o no en otras publicaciones.

Dejando el tema del papel de los editores en las publicaciones científicas para otro momento, la razón para explicar brevemente el proceso de publicación viene a cuento para que se entienda por qué las publicaciones normales suelen tener un lapso amplio de tiempo desde que se envía el artículo a la revista hasta que éste es publicado. Este lapso suele ser de varios meses porque incluye el tiempo que tardan en realizase los ajustes editoriales por parte de la revista (unos días), pero fundamentalmente el tiempo que requieren los revisores (y el editor) para realizar el análisis del paper y sugerir posibles correcciones (suele durar meses). Volviendo al tema de la clonación de células humanas, para algunos de los avispados lectores del mismo no pasó inadvertida la tremenda celeridad con la que se había publicado el paper. Exactamente tres días desde el envío hasta que la revista aceptó publicarlo. Siendo un paper tan importante para la ciencia era lógico que el paper por sí mismo levantara suspicacias, pero publicar en tres días es todo un hito en el mundo de la ciencia. Otros papers ‘importantes’ para la han sido publicados en un lapso corto de tiempo, sin pasar por procesos de peer review en revistas científicas, o directamente publicados fuera de revistas científicas, y en general, han acabado muy mal.

Mucha gente está cabreada con el papel ventajista que tienen los editores, y que, si bien ha venido funcionando de una forma más o menos ordenada y lógica, muchas veces saca de quicio a los autores.

En este caso, fueron las críticas vertidas por revisores anónimos en PubPeer las que levantaron sospechas sobre la calidad del paper sobre la clonación de células humanas. Dichas críticas llegaron a oídos de los autores, que finalmente han reconocido ciertos ‘errores’ menores en el trabajo que achacan fundamentalmente a la rápida preparación del paper para su publicación. Entiendo que cuando obtienes un resultado tan sumamente relevante para la ciencia en general intentas colocarlo en una revista cuanto antes porque sabes que tienes un puñado de grupos tratando de obtener el mismo resultado que tú y publicarlo antes para llevarse el mérito. Entiendo también que la revista esté interesada también en publicar dicho hallazgo rápidamente para ganar en prestigio. Lo que me cuesta comprender es cómo en este tipo de trabajos no se aplica un proceso escrupuloso de peer review reposado y de calidad (que es imposible hacer en uno o dos días que habrán tenido los revisores) para evitar que se produzcan casos como el que estamos comentando. Es precisamente en hallazgos de gran impacto donde las revisiones deberían ser más detenidas y cuidadosas porque son precisamente estos casos los que tienen más vistosidad en los medios convencionales. Afortunadamente para los autores parece que pese a los errores en la publicación la línea de células madre humanas clonadas existe, así que pese a lo desastroso del asunto se trata de todo un hito científico de primera línea.

Parece que en este caso la historia tiene un final feliz y va quedarse en anécdota, pero sucesos como el que estamos comentando son peligrosos porque pueden provocar una pérdida irreparable de confianza en la ciencia por parte del público en general,  elemento que debe ser fundamental en cualquier sociedad moderna. En conclusión, PubPeer me resulta una herramienta muy interesante porque permite favorecer procesos de autocontrol del material científico que se publica por parte de la propia comunidad. Procesos de autocontrol que, al fin y al cabo, son lo único que ha de garantizar la verdadera calidad de la ciencia.