¿Holocenic Park? No tan rápido

mamut

© TracyO

El asunto de clonar especies extintas para traerlas de vuelta a la vida tiene sus añitos ya, pero últimamente es Trending Topic en muchos entornos científicos y sobre todo divulgativos. La posibilidad de resucitar especies tiene un efecto tan potente y despierta tanto la imaginación de jóvenes y no tan jóvenes que desde COOL GENES no hemos podido evitar dedicarle unas líneas. Todos tenemos en nuestras retinas la icónica Jurassic Park de Steven Spielberg, película que marcó a toda una generación -entre los que, por supuesto, me incluyo-. Después de que algún aguafiestas nos estropea la ilusión de crear un zoológico lleno de dinosaurios, los esfuerzos se han centrado en resucitar especies más cercanas en el tiempo con ilustres ejemplos como el Tilacino (Thylacinus cynocephalus extinto en libertad en 1932), el Dodo (Raphus cucullatus, extinto en el s. XVII) o no tan cercanas comos los Mamuts (Mammuthus sp.), extintos hace unos 7.000 años, pero a menudo conservados bajo el hielo Siberiano. En todas ellas el principal problema suele ser el mismo: ¿de dónde sacamos el ADN necesario?

Hace unos días se publicó una noticia en la que se anunciaba algo así como ‘el hallazgo del mamut mejor conservado en la historia de la paleontología‘. El artículo, que se publica en un diario Siberiano– que por cierto, contiene fotos impresionantes-, clama ser el primero en encontrar tejido bien conservado y sangre en estado líquido. Rápidamente, y en principal medida gracias por culpa del lenguaje que periodista que escribió el artículo, saltó a la palestra la posibilidad de que en la sangre y el tejido hubiera células de mamut ‘vivas’ que albergasen ADN en un estado de ultracongelación suficiente para poder usarse en un hipotética clonación que resucitaría a la especie.

Nada más lejos de la realidad. Como bien apunta Kate Wong en su interesante análisis de la noticia en Scientific American, no hay confirmación de que lo encontrado sean efectivamente tejidos suficientemente conservados de mamut (aunque repito, las imágenes son muy esperanzadoras) o que ese líquido oscuro sea sangre oxidada. Ni mucho menos que esa sangre y tejidos contengan células vivas o simplemente células con un ADN viable para poder usarlo en una hipotética clonación. De ser así, antes de ser anunciados estos datos tendrían que haber sido convenientemente demostrados, revisados y publicados en una revista científica de impacto. En todo caso, y como apuntan expertos en este tema, lo más probable es que el ADN de las muestras encontradas esté sumamente fragmentado y degradado, lo que supondría un escollo determinante para cualquier intento de clonación.

 ¿Podemos soñar con un ‘Holocenic Park‘ a corto plazo? Lo más probable es que no.

Aunque en el estudio que determinó que la vida media del ADN en unos 521 años también se concluía que en condiciones ideales de conservación (unos -5ºC) la ‘vida’ del ADN podría llegar hasta los 6.5 millones de años, lo cierto es que la molécula que contiene la información esencial para la vida estaría altamente fragmentada y, por lo tanto inservible mucho antes, entorno a los 1.5 millones de años. Obviando las decenas de problemas adicionales que suponen la clonación de cualquier especie -puesta a punto de técnicas, rechazos inmunológicos, escasa viabilidad de embrionaria… – lo cierto es que el gran estado de conservación de mamut encontrado después de miles de años supone una nueva esperanza en todo lo relacionado con la posibilidad de resucitar la especie mediante clonación.

Quizá este nuevo hallazgo nos permita, al fin, alcanzar el sueño dorado de resucitar ciertas especies. ¿Podemos soñar con un ‘Holocenic Park‘ a corto plazo? No tan rápido. Sería prudente esperar a los análisis pertinentes para saber si el ADN hallado puede usarse para tales propósitos, sin embargo y ateniéndonos a las complicaciones tecnológicas, todo apunta a que no será así al menos en los próximos años. Hasta ahora los procesos de clonación que se han llevado a cabo con éxito se pueden contar con los dedos de las manos y están cimentados en caminos tortuosos llenos de problemas y desilusiones. Ovejas, perros, ratones, gatos, monos e incluso células humanas han sido objeto de clonación y de todos ellos se cuenta con ADN de excelente calidad. Hay, incluso, empresas que ofrecen servicios de conservación de ADN de mascotas para clonarlos en un futuro cercano en el que ‘las posibilidades tecnológicas y económicas lo hagan más factible’Por lo tanto, incluso si tuviéramos esa materia prima imprescindible, ese ADN superviviente de la congelación, la clonación de una especie extinta seguiría siendo un reto formidable que requiere el esfuerzo continuado de mucha gente y sobre todo mucho dinero.

Si bien es cierto que ‘resucitar’ especies se antoja complicado, cada vez se cuenta con técnicas más sofisticadas y un material de mejor calidad que quizá no a corto plazo, pero eventualmente nos acercarán al mito. Y cuando lleguemos a ese punto – si llegamos- entonces será el momento de desplazar el debate desde ¿podemos resucitar especies? a ¿queremos hacerlo?

PubPeer: critica publicaciones científicas de forma anónima

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Tras lo sucedido con el paper en el que se anunciaba la clonación humana en el que las críticas vertidas sobre el mismo de forma anónima llegaron a oídos de los autores y la revista en la que publicaron y se vieron obligados a admitir diversos errores de mayor o menor calado en el mismo, la plataforma utilizada para verter dichas críticas ha saltado a la fama. Se trata de PubPeer.com una web con una idea muy básica (y muy útil): realizar tareas de revisión de artículos YA PUBLICADOS en revistas de forma completamente anónima.

En el proceso de publicación científica habitual un trabajo debe pasar varios filtros que le aseguran la calidad suficiente para aparecer finalmente en una revista. El principal es el editor de la revista, una persona altamente especializada en el campo del que trata el trabajo que se encargará de seleccionar a los revisores que analizarán profundamente los puntos fuertes y sobre todo los puntos débiles del paper y que con sus decisiones aconsejarán (o no) la publicación. El editor es la persona que controla todo el proceso y que finalmente decide o no la publicación del paper en función de las correcciones y consejos de los revisores, y (demasiado a menudo) en virtud de su propia opinión sobre la calidad, originalidad y utilidad del trabajo en cuestión.

Una de las figuras criticadas del paper ‘Human Embryonic Stem Cells Derived by Somatic Cell Nuclear Transfer’ publicado en CELL©

Mucha gente está cabreada con el papel ventajista que tienen los editores y que, si bien ha venido funcionando de una forma más o menos ordenada y lógica, muchas veces saca de quicio a los autores. Principalmente cuando los revisores del trabajo dan el visto bueno para su publicación y es el editor el que decide rechazarlo con argumentos tan extraordinarios como ‘hay mucha literatura sobre el tema’, ‘el punto de vista no me parece lógico’ o simplemente ‘no me gusta’ (siempre acompañados por un cortés ‘el trabajo es magnífico PERO…‘). Al calor de este cabreo cada vez más surgen nuevas revistas que dan menos ‘poder’ a los editores y que garantizan que toda la ciencia que sea rigurosa con los criterios del método científico y que cumpliendo unos criterios mínimos de calidad y originalidad sea aprobada por los revisores, será publicada. Revistas que claman que siempre que un paper sea ‘correcto’ desde los puntos de vista formal y científico será publicado y que nivel de calidad del mismo será establecido por la comunidad científica, referenciándolo o no en otras publicaciones.

Dejando el tema del papel de los editores en las publicaciones científicas para otro momento, la razón para explicar brevemente el proceso de publicación viene a cuento para que se entienda por qué las publicaciones normales suelen tener un lapso amplio de tiempo desde que se envía el artículo a la revista hasta que éste es publicado. Este lapso suele ser de varios meses porque incluye el tiempo que tardan en realizase los ajustes editoriales por parte de la revista (unos días), pero fundamentalmente el tiempo que requieren los revisores (y el editor) para realizar el análisis del paper y sugerir posibles correcciones (suele durar meses). Volviendo al tema de la clonación de células humanas, para algunos de los avispados lectores del mismo no pasó inadvertida la tremenda celeridad con la que se había publicado el paper. Exactamente tres días desde el envío hasta que la revista aceptó publicarlo. Siendo un paper tan importante para la ciencia era lógico que el paper por sí mismo levantara suspicacias, pero publicar en tres días es todo un hito en el mundo de la ciencia. Otros papers ‘importantes’ para la han sido publicados en un lapso corto de tiempo, sin pasar por procesos de peer review en revistas científicas, o directamente publicados fuera de revistas científicas, y en general, han acabado muy mal.

Mucha gente está cabreada con el papel ventajista que tienen los editores, y que, si bien ha venido funcionando de una forma más o menos ordenada y lógica, muchas veces saca de quicio a los autores.

En este caso, fueron las críticas vertidas por revisores anónimos en PubPeer las que levantaron sospechas sobre la calidad del paper sobre la clonación de células humanas. Dichas críticas llegaron a oídos de los autores, que finalmente han reconocido ciertos ‘errores’ menores en el trabajo que achacan fundamentalmente a la rápida preparación del paper para su publicación. Entiendo que cuando obtienes un resultado tan sumamente relevante para la ciencia en general intentas colocarlo en una revista cuanto antes porque sabes que tienes un puñado de grupos tratando de obtener el mismo resultado que tú y publicarlo antes para llevarse el mérito. Entiendo también que la revista esté interesada también en publicar dicho hallazgo rápidamente para ganar en prestigio. Lo que me cuesta comprender es cómo en este tipo de trabajos no se aplica un proceso escrupuloso de peer review reposado y de calidad (que es imposible hacer en uno o dos días que habrán tenido los revisores) para evitar que se produzcan casos como el que estamos comentando. Es precisamente en hallazgos de gran impacto donde las revisiones deberían ser más detenidas y cuidadosas porque son precisamente estos casos los que tienen más vistosidad en los medios convencionales. Afortunadamente para los autores parece que pese a los errores en la publicación la línea de células madre humanas clonadas existe, así que pese a lo desastroso del asunto se trata de todo un hito científico de primera línea.

Parece que en este caso la historia tiene un final feliz y va quedarse en anécdota, pero sucesos como el que estamos comentando son peligrosos porque pueden provocar una pérdida irreparable de confianza en la ciencia por parte del público en general,  elemento que debe ser fundamental en cualquier sociedad moderna. En conclusión, PubPeer me resulta una herramienta muy interesante porque permite favorecer procesos de autocontrol del material científico que se publica por parte de la propia comunidad. Procesos de autocontrol que, al fin y al cabo, son lo único que ha de garantizar la verdadera calidad de la ciencia.